Domingo, 25 de enero de 2009.
Hola a todos!, ayer volví de unas largas vacaciones en el infierno. Mis hijos, Satán y Lucifer les envían abrazos.
Para que se animen a visitarme allá cuando mueran, les describiré mi tierra: Hay mares hermosos que se pierden entre las altas cumbres rocosas que de ellos salen. Mares ardientes donde navega Creonte y donde ningún cuerpo mortal ha nadado, sino el de los muertos. Cumbres más altas que el Himalaya, mucho más altas: se clavan en el cielo rojo de donde caen incesantemente las almas perdidas. Valles silenciosos donde solo se hoye a lo lejos, el llanto y el dolor de los condenados. Al llegar al final de los valles, hay cavernas rocosas oscuras, infinitamente profundas. El olor a muerte que sale de ellas, advierte el sufrimiento que esconden.
Debido a que hoy no ando de ánimos para enseñar, dejaré que uno de mis mejores aprendices lo haga esta vez. Para ello le ordené que os relate algunas de sus experiencias.
--- Me contaba Samael, al él le contaba el Dante, y a él le contaba Virgilio. A medida que fuimos logrando conocerlo en carne astral propia, entonces la descripción del averno se hizo más detallada, mas rica. Sin embargo no la daré completa en este diario. Estoy escribiendo la parte dos de mi libro Bienvenido al Infierno, donde relataré con detalles estas largas vacaciones de casi un año por aquellos lugares.
Mi primera visita al infierno fue accidental. Una noche, mientras oía el canto mágico de los grillos, me propuse a poner a prueba un poderoso mantra egipcio (una palabra de poder). Este se suponía que me facilitaría mi desdoblamiento astral… y lo hizo! Solo que me envió al fondo mismo de la tierra por un pozo sofocante de luz naranja, cuyas paredes gritaban de forma horripilante pues eran almas perdidas apiladas unas contra otras.
Solo oía por el oído izquierdo, el derecho estaba en silencio. El sonido de los gritos y de la misma atmosfera igual que acero fundido, era tan penétrate que sentí dolor. No podía respirar, me asfixiaba, pero no moría. No me podía mover, apenas me retorcía como un gusano, sentía que tardaba una eternidad para arrastrarme un metro. Me sujetaban, me pisaban, me golpeaban. Gritaba pero de nada servía. Mis gritos se fundían con el lamento eterno y el crujir de dientes que retumban en esas profundidades. No era nadie y la esperanza se esfumó igual que un diminuto hielo que cae en el cráter de un volcán.
Pronto invoqué auxilio, mentalice poderosos conjuros. Entonces empecé a escuchar por el oído derecho. Eran voces hermosas en coros, coros inmensos, cantos poderosos, y vi una luz sobre mi abatido cuerpo. En poco tiempo me hallé sobre mi cama gritando hacia adentro. Mi hermano, que entonces dormía en la misma habitación, no podía oírme. Solo se despertó cuando yo pude volver en mí y se asombró al ver mi cara de espanto. Éramos muy jóvenes, yo tenía 16 años y el 14.
De ahí en adelante comprendí que lo único seguro que tenemos es la muerte y en vez de prepararme tanto para un futuro material incierto que quizá nunca llegue, preferí prepararme para lo que viene después de la muerte. La vida es muy corta y la muerte es nuestro único futuro seguro. Quizá llegue dentro de muchos años, quizá mañana recordemos estas palabras subiendo en un túnel de luz… o cayendo en uno espantoso.
Durante las noches, cuando paseo por los mundos de los sueños, veo a la gente tal cual es, sin mascaras, sin darles oportunidad de mentir. Ay! Si esas que conozco y que se muestran como intocables, supieran que realmente las conozco, que se de todas sus pasiones ocultas, quizá no se atreverían a verme mas.
El venezolano, en especial, es EVASIVO por naturaleza. En esta tierra siempre escucharán ustedes, cosas como esta: “Me gusta todo en mi vida”, “No me molesto por nada”, “No tengo nada de qué quejarme”, “Soy feliz (…como soy) (…totalmente) (…con lo que tengo)”, “Este diario del diablo es deprimente, mejor leo otras cosas”, “Aquel es un resentido porque muestra su descontento con algo”, “Yo hago esto y no me pesa porque todos los demás lo hacen”, “Esto no es malo porque todos lo hacen”, “Esto que hago es destructivo pero la vida es así y todos lo hacen y yo no voy a cambiar el mundo”, “Como sea, no me importa”, “Para que discutir, piensa lo que quieras”, “Yo hago lo que quiero y soy como soy porque quiero ser así”, “Nadie me obliga a hacer lo que hago”, “Disfruto la vida al máximo”. No obstante, son PATETICAS MENTIRAS.
Si examinamos a estas personas encontramos estrés, depresión, envidias, frustraciones, tristezas, rencores, y muchas otras cargas que buscan drenar o botar en vano, por medio del alcohol, el cigarrillo y otras drogas. Aunque algunas tengan muchas virtudes, realicen buenas obras, sean exitosos económicamente, etc., es su lado oculto, que a veces ni ellas mismas ven, lo que las arrastrará al fondo del infierno. ---
Les explicaré unos detalles que mi pupilo pasó por alto. Obviamente la Ley cósmica es perfecta. Te pagará tus buenas obras pero no eliminará de su registro las malas. Puedes hacer obras de caridad, dar tu vida por otros y más si fuera posible, pero si dentro de ti queda un solo gramo de lujuria, de vicio, de celos, de amor por el licor, el cigarrillo, las drogas, etc., ese solo gramo no te permitirá entrar al reino de mi hermanito bueno al que ustedes llaman Dios. Debes eliminarlo primero. Si no lo has hecho en vida voluntariamente lo harás muerto y a la fuerza. Muchas veces cree el humano que ya ha eliminado sus defectos, mas sin embargo, en el fondo de su psiquis viven aun cómodamente millones de yoes tenebrosos. Estos no se eliminan fácilmente. Hace falta trabajos de consciencia muy intensos que respetan formulas precisas. Y la primera es estar bautizado pero no por el ridículo bautizo católico o protestante. El verdadero bautizo nada tiene que ver con esos shows de circo y en la biblia apenas se cuenta de forma metafórica.
Es por ello hijos míos que debéis prepararse para la vida, pero la vida eterna que es la muerte. Hay de aquellos que lleguen dormidos! Intentarán despertar cuando, entrando al averno, lean en la entrada “Dejad afuera toda esperanza”… pero ya no podrán despertar. Estos dormidos que durante su vida solo se movieron por inercia, no serán sino la alfombra de carne y gusanos para mis verdaderos guerreros que tienen poder sobre el mal y el bien, sobre mis tinieblas y la luz de mi hermano. Los dormidos rogarán a mis guerreros que los suban a sus barcos, desde los mares podridos de sangre, eses y azufre. Hijos míos, luchad para tener las llaves del cielo y el infierno. Para ser los guías de las próximas civilizaciones. Los reyes de los próximos pueblos, los dioses de los futuros universos. Hijos míos, no se detengan ni un segundo en vuestros caminos, haced caso omiso a cualquier distracción terrenal, quitad del medio todo ser que interfiera en vuestro avance hacia la gloria.