Lunes, 01 de junio de 2009
Este capítulo no es para idiotas, es decir, no lo pueden entender los semi-retardados. Este capítulo lo entenderán muy pocos.
Arte
Ya hubo en Argentina un par de grupos que se opusieron a la poesía antigua. Decían que era “un pedantismo literario, que solo podía ser entendido por pocos”. Es relativamente obvio que quienes tales afirmaciones hicieron, han perdido la capacidad de apreciación de la armonía. Y no se puede esperar otra cosa en un mundo tan inarmónico como el de hoy. El organismo del ser humano se encuentra en caos al igual que su psiquis y por lo tanto es incompatible ya con los ritmos naturales. Solo el ritmo de la ciudad, del desorden, del bullicio, del agite, de la falta de tiempo, de la pornografía, la bebida y discotecas, solo esto es aceptado por la gran mayoría. Cuando una ciudad se queda sin electricidad, la gente se desespera, maldice, se aburre, se llena de ira. Muy pocos miran al cielo, respiran hondo y contemplan su mundo, su lugar en el universo, su realidad.
El arte antiguo se inspiraba en la contemplación del universo natural, dentro y fuera de sí mismo, se usaba la imaginación, es cierto, pero una imaginación que dialogaba con el absoluto, intentando comprenderlo, ordenándolo en dioses y diablos, recreando el origen de este mundo con el gran poder de la imaginación que olía a naturaleza.
Es indudablemente obvio y está a priori que el arte moderno responde a un modo de vida moderno y por lo tanto, a la psiquis moderna, una psiquis sometida al ritmo de vida de hoy, que es agitado, estresado, que nos acostumbra al bullicio, al humo de los carros y los cigarrillos, a largas colas en las carreteras, a comercial tras comercial en televisión y radio cargados con mensajes subliminales que nos incitan a la ambición, a la lujuria y al vicio. El arte moderno está regido por cerebros que se fritan con las radiaciones de los teléfonos celulares, de los microondas, de las redes inalámbricas de internet y bases espaciales de las grandes potencias. El arte moderno sigue el ritmo que estos cerebros pueden considerar ritmo y este no puede ser otra cosa que un total caos antinatural incapaces de disfrutar la melodía de un riachuelo, del viento o el silencio, el cual prefieren nublar con escándalos, espejos del desastre caótico mundial, y a esto le dicen “música”. De la misma manera el pobre humano moderno, lo único que puede plasmar en sus lienzos son las mismas cosas. Vemos verdaderos desastres a los que ellos llaman “expresión más libre”, cuando los antiguos fueron igual de libres. Solo que en ambos casos se usó la libertad de diferentes maneras. Los artistas antiguos seguían un ritmo natural, y los modernos un ritmo antinatural. Eso es todo.
No significa que un tipo de arte sea mejor que el otro, pero el arte moderno es otro agente de contaminación mundial y por contaminar, es basura. Así que es perfecto para el humano moderno quien lo defiende a muerte, ya que nutre mente y cuerpo solo con basura.
Podría concluir que si eres lo que comes, tú y tu raza son basura que infectan el mundo. Si sentiste ira por esta afirmación, si te sentiste herido, si te provoca decirme que yo soy tan basura como tú, es porque realmente eres basura y no tienes capacidad de entendimiento. En ese caso tienes dos opciones. Busca la verdad o vete a masturbarte y espera que tu periodo de existencia expire.
Si puedes entender la necesidad de un cambio urgente, entonces tienes la semilla de los líderes mundiales que el planeta tierra requiere.
Da un paseo solitario lejos de la ciudad, busca el universo dentro de ti y en él búscate. Luego vuelve a la ciudad y verás donde empieza el camino.