Hoy dejare que mi joven aprendiz os hable un poco sobre el Miedo.
El concepto del miedo no tiene nada que ver con lo que dice el diccionario. Los habitantes de los mundos sensibles lo definen mejor.
Caminando por un callejón lluvioso de una de esas ciudades lejos de este mundo, me topé con una anciana, llevaba un paraguas negro y estaba vestida totalmente del mismo color negro. Me contaba que caminaba sola desde hacía mucho tiempo y me dijo que la fuerte lluvia que caía nunca se detenía, porque eran sus lagrimas: “mi dolor es tan intenso que estos ojos no bastarían para llorar”.
Esto me conmovió y le pregunte porque no se refugiaba en alguna casa y me dijo que jamás podrá dejar de caminar sola bajo la lluvia:
“hasta el fin de los tiempos, mis viejos pies caminarán sobre el suelo mojado. Ahora presta atención a lo que te voy a contar. Hace millones de años, en tu mundo florecían bosques encantados, ciudades doradas, el aire tenía un brillo tan fino y sutil que ningún hombre de hoy podría imaginar y en las noches se oían cantar criaturas divinas.
La tierra estaba habitada por seres alados y de gran poder. Desde otras galaxias venían a tu planeta a aprender las ciencias del amor y del ser. Eran los únicos en toda la galaxia que no estaban divididos en sexos. Eran andróginos y se reproducían tal como las células de tu cuerpo.
Mucho tiempo después, por un leve descenso, aparecieron los sexos y fue en este periodo cuando yo nací. Cuando cumplí 1000 años, mis padres organizaron mi Fiesta de Primera Juventud en el Palacio Real.
Allí conocí a Lucifer. Era un importante Guardián del Sistema Solar. Aunque el tenia 3600 años más que yo, me enamoré de él. Mucho tiempo de felicidad vivimos juntos, mas de 5000 años. Por alguna extraña razón, Lucifer se adentró en un sendero que yo no podía recorrer.
Mucho dolor causó a su gente. Levanto sus ejércitos contra el reinado de la tierra y aunque fue vencido por la luz, se apoderó de la antigua tierra luna. Este satélite de la tierra era tan hermoso como la misma pero más pequeña. Allí instauró su gobierno. Millones de almas inocentes quedaron bajo su poder. La noche eterna fue sobre la luna. Diariamente la tierra y aliados Pléyades atacaban contra ellos. Pero su fuerza era inimaginable y resistieron eternidades. Mucho sufrimiento hubo por miles de años ahí, hasta que finalmente la muerte se apiadó de ellos y los abrigó.
Yo nunca fui con ellos pero tampoco me quedé con los míos. Milenios después me case con Jehová y fui Reina, su Reina pero nunca olvide a mi antiguo amor. Se rumoraba que Lucifer no había muerto, sino que había llevado todo su imperio a un nivel más seguro, invisible a los ojos e imparable por las murallas. Ahora era más poderoso que antes. Se rumoraba. Yo lo sabía. Lo amaba.
Influí sobre Jehová y en su gobierno. Hice todo por llevar al olvido aquella rebelión. Por quitar el miedo de mi gente aunque yo vivía en terror. Repudiaba y ridiculizaba cualquier esfuerzo por capturar a Lucifer. Temía el temor de otros. Finalmente lo logré y por mucho tiempo, Lucifer fue olvidado por todos, menos por mí.
El antiguo guardián ahora ganaba la batalla y cuando los nuevos guardianes se percataron ya era tarde. La tierra se veía oscura, ya no brillaba el aire, ya no florecían mágicos bosques, ya no habían doradas ciudades.
El no me recibió con los brazos abiertos. El era ahora el príncipe de las tinieblas. Los dioses de luz temblaban ante su nombre. Cuando lo vi me dijo: En algún tiempo te conocí pero ya no te reconozco. Tu traición la perdono por tu ayuda. Así que no recibirás castigo alguno sino la nada mas pura. Irás a un sitio donde no hay posibilidades de error, donde no hay posibilidades de que nadie te haga daño. No tendrás que volver a escoger entre luz y sombras.
Ahora sufro en alma propia, mis viejos miedos realizados. Ya no le temo a nada porque ya todo paso. Solo me arrepiento de lo que hice y lo que no hice por temor. Le abrí las puertas a los demonios de mi imaginación, ellos ahora existen por mí. Si no les hubiese temido, jamás hubiesen existido.
Antes de ser enviada a este olvido, Lucifer me entregó un cofre. Al abrirlo encontré un libro que yo leía por gran temor y que oculté cuando nos casamos. El libro se titulaba “Defensa Contra el Gran Poder Oscuro”. El me miró y me dijo: una mañana abrí la ventana al despertar para dejar que el sol te cuidara mientras yo iba al bosque a buscarte flores. En el camino compré una canasta con pan y miel para el desayuno y arreglé las flores dentro de la cuna que estaba pintando para cuando naciera nuestro bebe. Esperé a que despertaras pero antes de que tus ojos se abrieran, ya los míos habían visto una extraña grieta en la chimenea. Más vale que nunca la hubiese visto. Atrás de ella se ocultaba un libro. Por ese libro yo soy. Fui tentado al leer sobre el poder de las tinieblas. Ya no te llevaba flores y nunca terminé de pintar la cuna.”
Como veréis en el relato de mi aprendiz, la pobre mujer, llevó mi manto de noche sobre su mundo de luz y me dio a mi hijo mayor, Lucifer. Por su débil corazón llegué al más fuerte de todos y me apoderé de él. Siempre ha sido así. Siempre será así. El temor a Dios es seguridad en mi. El miedo trae verdaderas causas para temer.